El acné es una enfermedad común de la piel que afecta las glándulas sebáceas, principalmente en la cara y mitad superior del tronco. Aunque se puede presentar en cualquier momento de la vida, es más común en adolescentes y adultos jóvenes.
Cuando se obstruyen los poros que se conectan a las glándulas sebáceas a través de los folículos, la grasa producida por las glándulas se acumula junto con las células muertas, rompe las barreras de la piel y causa una infección por bacterias, produciendo así los populares granos.
El acné no es peligroso a excepción del que no se trata y se convierte en infección, puede dejar cicatrices y alterar la calidad de vida de quienes lo padecen. Esto debido al impacto que puede ocasionar en las emociones, el autoestima y confianza del que lo sufre.
Para poder combatir esta patología es necesario identificar la gravedad de las mismas. Dentro de las más comunes se encuentran:
Los puntos negros y blancos son causados por poros obstruidos y son acnés no inflamatorios.
Las pápulas, pústulas, nódulos y lesiones Císticas son tipos de acné inflamatorio.
La consulta con un especialista para el diagnóstico correcto es de gran importancia, ya que los tratamientos y cuidados para cada uno de estos tipos no el mismo.
La prevención y el cuidado constante son una de las soluciones más eficaces para eliminarlo. Ejemplo de esto es mantener una higiene adecuada.
Además de que el estrés es un factor importante, al estimular la producción de hormonas adrenales, también el ciclo menstrual. Estos y muchos otros factores son los causantes de acné.
Para más información puede visitar a nuestro especialista en dermatología el Dr. Juan David Muñoz.
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